jueves, 29 de septiembre de 2011


TELE: GALA DE ACORRALADOS

Acorralados o la naturaleza invariable de la suegra. La suegra, en este caso Barbra, es un ser difícil, peliagudo, ya sea la pareja clásica o la pareja lésbica y televisiva de visibilidad rompiente. A Barbra no le ha aguantado en el concurso ni su nuera –a un tris de decir yerna-. En las galas, Barbra se sienta en el centro, pivotante y madre, y Antonio David, que sigue con su sombrero, la define como ‘peso pesado’ y ‘puntal fundamental’, mientras chupetea incansable una pajilla. Antonio David está tramando algo todo el rato. Está adelgazando de tanto pensar.

Barbra Rey discute con Blanca Borbón y con la mamá de Aída, que es, ya lo ha dicho alguien, como Terele Pávez. Lo ha notado mmdrey, en twitter: esta señora malmete siempre y tanto malmente que a una concursante se le ha avisado ya: “Estás siendo malmetida”. Malmetida, ser malmetida, no es lo mismo que ser malfollada, pero se le aproxima.

Imágenes del Dioni siendo acompañado a declarar en un juicio por conducir ebrio. Dice lo de siempre, aún siendo el Dioni dice lo de siempre: Estuve comiendo jamón y nada, me tomé dos copas, nada más. Las dos copas de todas las borracheras que en el mundo han sido. El Dioni es como un filemón cazallero, es una gran voz rota y está apadrinando a Reche, que tiene como una querencia por la figura paternal, como demostró ya con Pipi Estrada. Reche, que tiene veintisiete castañas, siempre es huidizo e inconcreto. Parece algo distraido y sigue yendo de tronista por la vida.

Brenda, con su rubiandad y sus lazos, es una pin-up de polígono y alterna mugidos con cosas muy graciosas. Es muy descarada aunque basta como ella sola. Es un diamante televisivo de difícil pulimiento.

Hay en este Acorralados una innovación. Jorgeja entra en diálogo abierto y sostenido con los concursantes. El debate no se produce entre familiares, sino que son ellos mismos los que, azuzados por el presentador, discuten y comentan su semana. Había en los realities la costumbre de no dialogar demasiado con los concursantes, quizás por llevar hasta el final la cosa del aislamiento, de modo que todo lo explicaban una vez fuera del concurso, cuando ya las cosas importaban menos o no importaban. En esos diálogos, el presentador da lo mejor de sí. Jorgeja es un tiburón de la vulnerabilidad. Es el Zamorano de la lágrima. Ve una lagrimilla posible, una lagrimilla aflorando o una lagrimilla temblando en el lagrimal y se lanza en plancha y no descansa y sonríe hasta que no cae mejilla abajo. Esta noche ha hincado el diente, el canino emocional en Sonia, la rubia de la vagina abisal. Con la musiquilla de fondo, la que utilizaba José Ramón de la Morena cuando entrevistaba a los lesionados de menisco, la misma, la que también lleva en el cd del coche Alcalá, ha reconocido Sonia que trabajó con seis años, como las niñas del tercer mundo y que en la treintena acaba de aprender a multiplicar. Mientras lo dice, Reche mira al suelo, no sea que Jorge Javier le pregunte la tabla del siete.


A la madre de Aída le ha pedido tres sinónimos de pene. Verga, polla, rabo, ha dicho, mientras el realizador nos mostraba a una Leticia sonriente que se relamía.


Raquel Sánchez Silva, ataviada con unos conjuntos imposibles, parece que se va a pasar todo el concurso con los brazos en jarra.


Blanca de Borbón es muy maja, aunque haya reconocido haberse tirado ‘dos airecillos’. Intercala palabras en francés que prueban su buena cuna.

Hay un consursante masculino para mí desconocido que se llama Raúl y que es como un primo de Feliciano. En realidad, la granja es como un gineceo. Los hombres no hablan, ni ordeñan, ni cocinan. Simplemente están, aunque casi escondidos. Andropasividad en un universo femenino de amores lésbicos, rivalidades, reñidas menopausias, hermosas solidaridades, borracheras de sidra y reposterías. Ese gran coño sin fondo, succionador, ctónico de Sonia explica su presencia como símbolo. Ella es el coño absoluto, la vagina inmensa que todo lo puede. Una granja con capatazas. Un reality muy  futurista en el que cuesta verle una utilidad a los hombres. Un por qué.



En un momento dado del pograma  se produce este diáologo:

-Reche, ¿cuál es tu record en una noche?
-Bueno… cuatro.
-¿Y tú, Leticia?
-Yo siete, Jorge.
Nadie cae en la cuenta de que allí, chupando la pajilla, está Antonio David, callado, el mismo capaz, según confesión de la Bermúdez, de echar ocho polvos en una misma noche.

Escrutado el televoto, es la mamá de Sofia la que debe irse. Hay un consenso general y todo apunta a que Barbra ha estado insoportable. El Dioni lo ha achacado a que quizás sufra la ‘meñopausia’ (Barbra tiene 61 años). Mientras escribo estas líneas sale Barbra del plató. La volveremos a ver dentro de poco, en el plató de los estudios sagrados de telecinco, la cinecittá de nuestros días. De plató en plató. Lo que hay entre medias, la vida entre medias no importa. Dudamos incluso de que exista.

2 comentarios:

  1. ¡Qué grande eres! El otro día leí ésto y me acordé taaaaaaaaaaanto de vd. (quizás lo hayas visto ya):

    http://findesemana.libertaddigital.com/la-trigonometria-guardiolana-segun-juanma-lillo-1276239392.html

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  2. Toñín, eres muy grande. Muy grande.

    Fdo: Futbolenses.

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