viernes, 8 de junio de 2012


LA MIRADA DEMODÉ

Tras debutar con Hugo Boss, Xabi Alonso ha roto a modelo. Es difícil no coger una revista en la que no aparezca mirándonos. Tras ensayar durante años su mirada de agrimensor por los campos, lleva ya un tiempo en que al lanzar una falta parece David Gandy, el modelo de Light Blue de Dolce & Gabanna, protagonista de ese anuncio en que una pareja salta al agua para besarse luego en una roca solitaria. Xabi pone los brazos en jarra, mira y luego hace el despiste coqueto de mirar al lado contrario, donde en lugar de una rubia rendida quizás esté Marcelo ensortijando un rizo. Xabi nos mira en las revistas y no sabemos si nos quiere meter un pase al hueco o está ensayando con nosotros alguna forma inconcreta y aleatoria de seducción.
Y encuentro yo en esto una intensificación demodé de la mirada, porque lo que se estila desde Zoolander y la autoconciencia del modelo tras el estallido ochentero y la consagración de lo top en los noventa es no mirar tanto. Estamos en la postmodernidad de la mirada, en la relatividad blanda del mirar y el propio Gandy (apellido glorioso que convoca lo gay y lo dandy) mira bellamente, con una profundidad ligera y azul, viril y determinada, pero desde una suavidad sin rol. El hombre viril-víctima, un escalón por debajo de Draper. Es una virilidad, digamos, consentidora, que admite ser objeto y la pasividad de que ellas asuman el mando.
Con Gandy se recupera una virilidad que sabrá ser dócil. Mirar firme, pero dúctil, ofreciendo el material fungible de los ojos.
Vivimos en la época de la mirada ligera y ahora llega Xabi Alonso a llenar de erotismo su fútbol con una mirada yacaré de llevar gabardina y nos sentimos extrañamente convocados a algo que cansa sostener. Yo no pienso mirar así a nadie, por mucho que se empeñen. Cada vez que una mujer me dice que tengo los ojos bonitos parpadeo un rato como Shirley Temple, pero luego recupero la tranquilidad inconsciente del parpadeo, porque no hay nada tan pesado como ser consciente de la mirada. Mirar es como respirar y a veces nos olvidamos de hacerlo de forma natural y podemos acabar guiñando el ojo enloquecidamente, como rehenes de un tic nervioso, que es como acaban muchos seductores a los que luego tienen que enseñar a parpadear.

Si Xabi sigue mirándonos así le va a salir un orzuelo y se va a acabar perdiendo algún partido de la Eurocopa.


Una de las cosas más difíciles de vivir en sociedad es mirar. Hay quien mira como si los ojos fueran una brasa ardiente, quien mira como Robert Mitchum en la cola del pan.
A un poeta que a saber cómo miraría a su sargento le tuvieron que decir en la mili:
-       No me mire ud. así, pollo, que la mirada delinque.
Pese a todo, Xabi Alonso es un gran valor nuestro y puede que tenga una utilidad estratégica dado el reconocimiento internacional de nuestro centrocampismo. Quizás podría Soraya llevárselo de gira como a un galán domado: “Tras prometer el penúltimo ajuste, en garantía de seriedad y buen hacer, va a salir Xabi Alonso y les va a mirar un rato”.


(Publicado en LAGACETA el 8-VI-12)

No hay comentarios:

Publicar un comentario